Cuando uno emite juicios sobre otros basados en la ideología, generalmente se incurre en graves inconsistencias y contradicciones. Un argumento sólido debe ser consistente, lo que significa que no debe ser fácil encontrar contradicciones en el mismo. Naturalmente esta propiedad no está ni se la espera cuando los juicios están previamente establecidos. Es lo que comúnmente se llama «prejuicio». En este caso, rusofobia.


EL PAÍSMadrid – 04 ABR 2020 

La crisis del coronavirus ha obligado a repensar muchas estrategias de política exterior, entre ellas las sanciones económicas contra países duramente golpeados en estos momentos por la pandemia. Sus críticos sostienen que las medidas suelen estar mal concebidas y rara vez logran modificar el comportamiento que sancionan, mientras que sus partidarios defienden que su eficacia ha aumentado en los últimos años. Desde Naciones Unidas se ha hecho un llamamiento a suspender temporalmente buena parte de estas medidas que hasta la fecha Estados Unidos, su principal promotor, ha ignorado.

Las sanciones económicas son un mecanismo en manos de Gobiernos u organismos internacionales para tratar de alterar decisiones estratégicas de otro Estado —o empresa— que afecta a sus intereses o viola normas internacionales. “En general, estoy en contra de la mayoría de las sanciones económicas. Pero dadas las circunstancias creo que deberían ser suspendidas para el resto del año en aras de la solidaridad global para combatir la Covid-19”, asegura por correo electrónico el economista Jeffrey Sachs. Para Jonathan Masters, del Council on Foreign Relations, sin embargo, la ausencia de sanciones hubiera dado más alas a actores como la Rusia de Vladímir Putin.

De hecho, para el presidente ruso el alivio de las sanciones en estos momentos es un tema “de vida o muerte”. El presidente ruso propuso hace unos días al resto de líderes del G20 el levantamiento temporal de estas medidas. “Idealmente deberíamos introducir moratoria conjunta sobre las restricciones a los bienes esenciales, así como a las transacciones financieras para su compra”, remarcó Putin. “Estoy hablando de los países que más sufren esta pandemia. Al final del día, es una cuestión de vida o muerte, este es un asunto puramente humanitario”, dijo.

Desde que se anexionó la península ucrania de Crimea en 2014, Rusia ha estado bajo una oleada de sanciones que han ido aumentando por su participación en el conflicto del Este de Ucrania y su injerencia en procesos políticos en países occidentales.

Roland Freudenstein, directivo del Wilfried Martens Centre for European Studies, explica que Rusia está intentando debilitar las sanciones mediante su segmentación. “Pero la causa, la anexión de la península ucrania y su intervención en el país no han desaparecido y Moscú no está cooperando para cumplir los acuerdos internacionales. Así que Putin recurre a razones humanitarias”, remarca.

Analistas como Freudenstein señalan sin embargo que no hay ninguna conexión entre las sanciones impuestas a Rusia —a ciertas personas y empresas, tecnología sobre todo armamentística y transacciones financieras— y la emergencia sanitaria. “No es nada nuevo que en ese país y otros ha habido críticos potentes contra las sanciones. Así que el Kremlin se ha aprovechado de la frustración causada por la falta de ayuda desde la Unión Europea contra el coronavirus con esta acción publicitaria con el fin de manejar la opinión pública”, argumenta Freudenstein. Diplomáticos occidentales enmarcan en ese contexto acciones como el envío a Italia de material sanitario y médicos militares.

Frente a esta actitud, Irán y Estados Unidos han convertido la crisis en arma arrojadiza, encastillados en la enemistad y desconfianza recíprocas. Teherán ha responsabilizado a las sanciones estadounidenses de sus dificultades para combatir el brote, obviando su notoria mala gestión. Solo con las muy cuestionadas cifras oficiales, Irán lleva cerca de 50.000 casos confirmados y más de 3.000 muertos. También se le atribuyen el 90% de los contagios de Oriente Próximo.

Expertos en salud pública y activistas de derechos humanos señalan que las sanciones están dificultando la lucha contra el coronavirus. La práctica expulsión de Irán del sistema financiero internacional hace casi imposible para el país importar los suministros necesarios. Solo esta semana se logró la primera transacción para facilitar la exportación de productos médicos a través del mecanismo europeo Instex, creado hace un año. La actitud orgullosa de los dirigentes iraníes tampoco ayuda. Han rechazado no solo la ayuda humanitaria de EE UU, sino también la de Médicos Sin Fronteras, prueba de que anteponen la utilización política del virus a la salud de sus ciudadanos.


Conclusión.

CONTRADICCIÓN E INCOHERENCIA.

En el artículo, se acusa a Rusia de ayudar a Italia por motivos propagandísticos y poco después se acusa a Irán de no aceptar la ayuda norteamericana por orgullo, ¿Acaso no tenía Estados Unidos motivos propagandísticos para enviar ayuda a Irán? ¿Por qué señalan esta acción humanitaria de Rusia como algo negativo? Pues porque son incapaces de decir algo positivo de Rusia, haga lo que haga. Son rusófobos de diario (de todos los días). Ver el artículo completo aquí